viernes, 17 de agosto de 2012

Cuando "Cambiar de aires" se convierte en algo rutinario o en el futuro

Esa sensación que sientes cuando algun amigo se vá, cuando vuestros caminos se separan, y no es que tu quieras que pase, pero no puedes evitarlo, tanto para ti como para el es complicado. El tiene que acostumbrarse a no tener cerca su tierra, y tu a no tenerlo cerca a el, ambos salís perdiendo, pero este es solo un caso en el que hay que "cambiar de aires"... Esto conyeva cambiar completamente tu esquema diario, no tienes tu cama, tu habitación, tu ruido molesto por la mañana o tu vecino que te mataría por dejar la puerta abierta. Son cosas a las que tu no le das importancia pero como el que dice "si algo te falta es cuando lo echas de menos".

Vivir con la incertidumbre de no saber si estos amigos seran los definitivos, no he tenido la mala suerte de tener que vivir esta circuntancia, no he sido nómada y llevo toda mi vida viviendo en la misma ciudad, sé que algún día tendré que salir de ella, pero no por obligación sino por vocación, pues hay dos razones para mover la tienda de campaña: que te obligue tu familia o que lo hagas por iniciativa propia. Es un punto y a parte en tu curriculum vital, algo que haces voluntariamente con sus pros y sus contras. Pero aquel niño de 7 años que tiene que moverse por el trabajo de sus padres y que nunca tiene la certeza de que este sera el sitio definitivo vive en la incertidumbre, una sensación que no recomiendo a nadie aun sin haberla probado

Todos sabemos que algun dia tendremos que movernos de casa, unos ya lo han hecho y se han acostumbrado a un modo de vida nervioso y atropellado en el que vives con una incertidumbre constante. El cuerpo se acaba acostumbrando, pero sentir como te separan de tus amigos y las tierras donde has echado tus raices es cuanto menos doloroso. Sentir como el esfuerzo constante por acostumbrarte a un contexto nuevo se esfuma con las esperanzas de que este sea el sitio definitivo, donde definitivamente vas a madurar como persona... Pero los cambios siguen y tu creces viajando por el país sin poder sentirte protegido en una ciudad, hasta que llega el momento en el que crees que este sera el lugar definitivo, te acostumbras a tus amigos, a tu ciudad, a tu nueva casa.... y aun siendo mayor de edad te tienes que largar por falta de recursos, la historia se repite...

Si de verdad quieres echar raices debes agarrarte bien al suelo y no soltarte, no dejar que los demas te manipulen... pero no puedes conseguirlo y te acaban arrastrando, como siempre tu vuelves a dar tumbos por el país mientras los demas viven estáticos en una vida sin aparentes preocupaciones. Te acabas acostumbrando y aceptando tu suerte, anelando un dia poder estar en una ciudad sin la preocupación de tener que marcharte... todo es tan pobre para los ricos... Tus amigos no te olvidan, pero sabes que no puedes tocarlos y aún con esta generación de redes sociales no es suficiente escribir a alguien comparado con pasar una tarde en tu casa con ellos... tarde de amigos recuerdo yo...

Irse a marchas forzadas es lo contrario a moverte por avanzar en la vida, por descubrir nuevas sensaciones, hambre de mundo que no puedes contener, pero claro el que lo hace voluntariamente nunca podra ser comparado con el que es forzado a marcharse. Cambias de aires porque es tu futuro y asi esta escrito para ti, pero el que es empujado por la inercia de la marcha de sus padres a otra ciudad nunca podrá ser culpado de tener sueños, sino por la mala suerte de que no dependes de tí y eso siempre es peligroso, hasta para el mas acomodado. Dos caminos tan diferentes pero con la misma idea, cambiar de aires, te obliguen o lo desees tú nunca sera fácil, pues acostumbrarte a una nueva vida teniendo la tuya es un castigo que no deberiamos vivir..

Al escribir esto me acuerdo de mi con hambre de mundo y de las personas forzadas a marcharse, a ellos dedico esto, lo vuestro no fue ni sera facil, lo mio solo acaba de empezar...