El poder, la dominación, el control, todo
esto necesita de una característica fundamental para ser efectivo y conseguir
su objetivo, que es adoctrinar. Ya puedes transmitir el mensaje más autoritario
y convincente del mundo, que no será aceptado sin una pieza clave, la
comunicación. Políticos de todo el mundo a lo largo de muchos años se han dado
cuenta que para poder convencer y ganar elecciones debían invadir un campo que
no les correspondía, pero que con el tiempo han ido dominando, hasta ser
prácticamente suyo, los medios de comunicación.
Políticos y periodistas, una unión extraña
pero necesaria, unos saben que decir, otros como comunicar, la combinación de
ambas puede ser el dogma de esta competición que es ganar al otro. Nos
sorprendería saber que en la mayoría de ocasiones, la victoria de un partido
político u otro no depende de las propuestas que hacen, sino como las comunica
para llegar y convencer. ¿Con todo esto no parece que estamos en un gran circo
de mentiras? Al final con aparentar ser alguien que no eres puedes convencer y
ganar, pero con el tiempo todo sale a la luz, y que manera hay de alargar esta
mentira… Los Medios de Comunicación, que en la política mediática son todo.
No creo que se estén equivocando cuando todos
los políticos llevan consigo un periodista para que le lleve el tema de la
comunicación. El poder del periodista es inmenso, poder influir sobre toda la
población es sorprendente y a la vez enigmático. Los políticos y figuras de
poder se dieron cuenta y no tardaron en contar con uno de estos personajes para
lograr sus objetivos. Como dice Castells, los periodistas no somos el cuarto
poder, sino el espacio donde se crea el poder. Sin los medios de comunicación
los políticos no son nada, como van a extender su ideología y plan de gobierno,
como van a conseguir empaparnos cada día con el telediario y omitir aquello que
les perjudica. Señores políticos, nos necesitáis.
Uno de los objetivos más importantes para la
política mediática es la credibilidad, conseguir que aquel que te está viendo
al otro lado de la pantalla sea convencido de lo que está viendo, parece fácil,
pero no lo es. “Influir en el contenido
de las noticias cada día es uno de los mayores esfuerzos de los estrategas
políticos” dice Castells en el texto. Como el expresa, el político necesita
suministrar diariamente sus ideas al pueblo, convencerlo, ser creíble y para
ello necesita la ayuda del periodista, que va a ser el que mejor presente su
información y de la mejor manera posible. Esto mismo pasa en nuestro país,
donde determinadas cadenas están controladas por partidos políticos. Este es el
caso de TVE, donde el PP tiene el control total, esto es una clara dificultad
para sus miembros, que no pueden opinar libremente, ni comunicar lo que ellos
deseen, tienen un filtro político, aquí manda el PP. Los periodistas tienen que
ceñirse a estos límites, la política mediática asusta.
Por tanto la labor del periodista en este
circo mediático es clave, pues va a ser el que haga de intermediario entre el
poder político y la audiencia, al final el resultado de unas elecciones depende
más del esfuerzo realizado en comunicación que de otra cosa. Y no descansar,
estar continuamente lanzando mensajes para tener activa a la audiencia, si esto
no es así posiblemente perderemos seguidores. Conseguir trasmitir toda la
información que pretende el político es el trabajo del periodista, que tiene
que adecuar el mensaje al público, aquí entra en escena el formato de
“infoentretenimiento” que tiene la misión, básicamente, de conseguir que el
espectador esté atento a algo que no le interesa simplemente por la forma de
presentarlo, gran trabajo del periodista, ¿no? Consiste en programas que
combinan información y entretenimiento, si esta información es aburrida o no es
atractiva, se le da una capa de entretenimiento y ¡voila! Es una forma de
presentar política sin que parezca política, parece magia, pero no lo es.
Ejemplos claros tenemos en España, donde nos presentan programas de política,
pero son entretenidos y muchas veces no nos percatamos de lo primero, como en
Antena 3, Espejo Público o en La Sexta, El Intermedio y Salvados. Estos
formatos son resultado del periodista, que tiene una función muy importante en
esta política mediatizada. En ellos consiguen descontextualizar la política y
presentar un producto apetecible que de otra manera sería insípido.
Como dice Castells parece haber una conexión
entre la política mediática, la política de escándalo y la disminución de la
confianza en las instituciones políticas. Los continuos sucesos sobre
corrupción, donde no dejan indiferente a ningún político, están sirviendo para
echar tierra sobre la tumba de la democracia española. La credibilidad de este
sistema político que parecía el más justo, se está viendo afectada. Pocos son
los que actualmente creen en la democracia, pues no ven resultados positivos,
ni que se esté mirando por el ciudadano, sino que se están haciendo de oro los
políticos, mientras la población española esta, en general, en una situación
difícil de llevar.
La percepción de la corrupción afecta
enormemente en el sistema democrático español, pues si nosotros damos todo el
poder para que nos gobierne a un grupo de gente, y esta gente lo único que hace
es enriquecerse, obviamente la credibilidad y honorabilidad de la política
desciende enormemente. Ellos ven que nos morimos de hambre, y mientras no paran
de aparecer escándalos como los sobresueldos del PP, Los papeles de Bárcenas,
innumerables casos de corrupción, como los del instituto Nóos, llevado a cabo
por Urdangarin. ¿Cómo quieren que
confiemos en ellos si se aprovechan de su poder para enriquecerse? Todo esto
lleva a el fin de la democracia, si ya no se obtienen los resultados de antaño
y está siendo usada para beneficiar a unos pocos la impresión general es que no
está siendo positiva, pero ¿entonces qué sistema usamos? La democracia española
va a seguir pase lo que pase, pero hace falta una limpieza de imagen, pues se
ha manchado mucho con continuos casos de corrupción y quien sabe lo que nos
espera…
Resumiendo,
La política mediatizada tiene una importancia mayúscula en el éxito de los
políticos, pero necesitan del trabajo de los periodistas para lanzar su mensaje
de manera efectiva, es una simbiosis. Pero tras la política mediatizada aparece
la política de escándalo y consigo la disminución de la confianza de las
instituciones políticas, derivando en un debilitamiento progresivo de la actual
democracia española. La corrupción mancha nuestro sistema político, y acabar
con esta suciedad no es una tarea fácil. Por tanto debemos ser críticos y
exigir justicia, velar por un sistema justo y ante todo ser conscientes de que
esto es un circo mediático, donde nosotros somos los espectadores.

