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Pasaron los años y se aprendió a convivir con este extraño hecho, se investigó mucho, se hizo todo lo que se pudo, pero no se sacó nada en claro. Había cierto hermetismo en Freeville para hablar de este tema y con el tiempo se fue reduciendo el número de desapariciones. En todos los casos se coincidía en que desaparecía un niño que era muy bueno en algo y las acusaciones no tardaron en aparecer. Nadie confiaba en la policía, no se podía dejar a los niños jugar solos en la calle. Vivir con miedo, lo peor. Esta historia se desarrolla veinticinco años después de la primera desaparición.
Los padres siempre confiaron en acabar con "la maldición de Ricky Timoz" por lo que llamaron a su segundo hijo Ricky. Eran dos progenitores confiados con traer la paz al pueblo y acabar con el miedo, psicólogos ambos. Pero un día antes de la carrera que iba a decir si seleccionaban al hermano de Ricky para el campeonato interestatal de atletismo, desapareció... Nadie nunca podrá entender el vacío que le quedo dentro a Ricky, al perder a su hermano. En ocasiones era tratado como un apestado por llevar el nombre del primer niño que desapareció, pero siempre era alentado por sus padres a que no hiciera caso a los demás niños.
Un año después de la desaparición de su hermano todavía Ricky confiaba en encontrarlo, pero al igual que muchos otros niños desaparecidos nunca se encontraron respuestas en claro. Ya tenía 16 años y confiaba en que aquel día, el del 18 cumpleaños de su hermano estuviera bien en alguna parte, pero sólo era fe. Ambos padres sabían lo difícil que tenía que ser vivir con ese nombre y sintiéndose culpable de la desaparición de su hermano, pero era algo normal en Freeville. Ricky miraba con la mirada perdida por la ventana, pensando en su hermano perdido. Aquel día iba de visita con el instituto al antiguo hospital del pueblo, pero él sólo pensaba en el día que era.
-¿Estás bien hijo?-preguntó su madre que entró en la habitación.
-Sí...Hoy tendría 18 años...
-No podemos hacer nada hijo, ya sabes cómo es la vida en este pueblo- dijo la madre abrazando a su hijo, consciente de la dificultad de la situación.
-Me tengo que ir hoy tenemos excursión- dijo Ricky cogiendo su mochila y limpiándose las lágrimas de los ojos.
Nada le importaba aquel día, sólo poder volver a abrazar a su hermano, pero había cosas que eran imposibles. El día era nublado y triste en Freeville. La gente no era muy expresiva en aquel pueblo, al tener que vivir en esa situación todo se volvía muy asocial. Todo el mundo sospechaba de sus vecinos. Pero era completamente diferente con las nuevas generaciones, conscientes de que tenían que cambiar la historia del pueblo. Ricky corrió hacia el hospital abandonado, dónde habían quedado todos los alumnos para la visita. Parecía una estupidez, pero ese hospital fue muy importante tiempo atrás para Freeville antes de tener que cerrar. Era allí dónde se salvaron innumerables vidas en el invierno de hace 25 años dónde las nevadas casi acaban con todo. Ricky no estaba muy motivado aquel día, pero era un chico responsable.
-Menos mal que has llegado, la profesora estaba esperándote- dijo a Ricky su amigo Locke, el hijo del Sheriff.
-He venido lo más rápido que he podido-dijo Ricky cansado por la carrera hasta el hospital.
-Los he visto más rápidos- dijo Ellene sonriendo a sus amigos.
Ellos tres siempre habían tenido una muy buena relación. Desde primaria se hicieron amigos inseparables, aunque la relación de sus padres no era la mejor como en todo el pueblo. Locke era el hijo del Sheriff y también sufría burlas al igual que Ricky, uno por ser el hijo del incompetente que no había solucionado nada y otro por llamarse igual que el primer niño que desapareció. Ellene también tenía algo parecido con Ricky, perdió a su hermana en las mismas circunstancias, pero a diferencia de este ella llevaba mucho tiempo investigando, aunque en secreto.
-¡Chicos vamos a entrar ya!- dijo la profesora indicando con un gesto a sus alumnos.
Todo el grupo entró en aquel viejo complejo, sin esperanzas de ver nada novedoso. Estaba en ruinas, con objetos médicos por el suelo, camas por los pasillos y algunas telarañas. El grupo avanzó por el pasillo tras su profesora, pero Ricky estaba demasiado disperso como para atender a lo que estaba contando del lugar. En ese mismo momento, cuando cruzaron por una puerta oscura, él sintió un impulso dentro de su cuerpo como si le obligara a avanzar hacia el fondo de esa habitación, pero no podía separarse del grupo, lo último que necesitaban sus padres era un hijo irresponsable además de apestado.
Los tres caminaban tranquilamente, pero Ricky se paró en seco, le había parecido oír algo sospechoso en aquel lugar, por un momento su mente se despejó y empezó a pensar con claridad, pero en ese momento no le dio la importancia que tenía. La visita pasó sin nada que destacar, pero Ricky permaneció absorto todo el trayecto, ¿Qué podía haber ahí dentro? Al volver a su casa subió rápidamente por las escaleras y con mucha decisión puso una hoja de papel y empezó a idear lo que iba a ser su plan maestro, sabía que tenía que entrar ahí dentro de nuevo, algo extraño sintió en aquel lugar. Sus padres notaron algo extraño en que fuera corriendo directamente su habitación, pero a Ricky en ese momento sólo le importaba encontrar respuestas.
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OJO: Ahora tú decides cómo quieres que continúe la historia, elige una de las posibilidades y la más votada será la elegida para continuar la trama en Freeville cuando escriba el capítulo 2.
