viernes, 9 de septiembre de 2016

La persona ideal


Una música sencilla que te deja atónito mirando a la chica de la barra. Esa chica que aunque está cerca de ti la notas lejos y distante. Para acercarte a ella puedes romper la barrera personal que os separa con un “Hola, ¿Puedo acompañarte?” algo que se estaba perdiendo por culpa de la conexión que sufrían las 24 horas al día las personas. Los móviles acercan a las personas que tenemos lejos y aleja a las que tenemos cerca. Pero en mí cabeza no existían esos aparatos infernales.

Una luz tenue que bailaba por toda la sala. Yo me encontraba sentado en una mesa con un cubata entre mis manos y desde allí podía ver a todas las chicas de la discoteca. Siempre pensé que a ella la conocería en una salida nocturna. Mi cabeza dando vueltas, pensando en mil cosas a la vez gracias al poder del alcohol y la música estimulante. Había una tranquilidad absoluta, como si nada más existiera en el mundo. Todas las personas iban a lo suyo, todo se movía muy rápido y de forma incontrolable, como si el tiempo no tuviera un orden fijo. Las personas entraban y salían frenéticamente mientras yo seguía ahí, con mi cubata.

La música iba menguando hacia una especie de melodía profunda y la gente que se repetía delante de mí iba desapareciendo, como si de espejismos y fantasmas se tratara. Al contrario de lo que sería normal en una situación así estaba tranquilo, consciente de que yo no era como los demás, no desaparecería. Es irónico, pero cuando preguntas a alguien que necesita encontrar en su vida te habla de una pareja ideal. Como si estuviéramos destinados a compartirla toda con otra persona. Y eso era lo que me pasaba a mí, que sentía que a pesar de viajar, de conocer nuevas experiencias seguía solo, porque no había conocido a esa persona ideal.

Miedo, decepción, impotencia, anhelo, deseo, necesidad… Tantas palabras se le pueden venir a uno a la cabeza en una noche. Y cuando menos te lo esperas, entre ese caos de gente saliendo  y entrando del bar la ves a ella. No sabes cómo explicarlo, pero desde el primero momento que existe un contacto visual entre vosotros sentís algo por dentro que te indica que no busques más. Ya lo has conseguido. La escena se iba reduciendo, las personas se esfumaban con las luces etéreas, como si no existieran y esa chica del bar permanecía en la barra.


La necesidad de volar, de tener que hablar con ella, de saber que no te vas a equivocar y todo va a salir bien. Te levantas, te acercas a ella, no tienes que esquivar a personas, porque no hay nadie más en el bar. Es tu persona ideal. Pero justo cuando estás dispuesto a dirigirle a la palabra un miedo interior te lo impide, como si fueras a perder algo en el intento. El polvo de las personas que desaparecieron te envuelve, se expanden por la sala. Pero tú lo tienes claro, no habrá más oportunidades. Le tocas el hombro, intentas articular una palabra, pero no lo consigues. ¿Cómo es la persona ideal? Eso es lo que uno se pregunta, pero cuando la ve no tiene dudas.

 Ella se da la vuelta. Tú te quedas mirándola. Ves mucho más que una persona, ves a tú compañera de viaje, tú salvadora, una mujer en la que confiar, en la que depositar todas tus últimas esperanzas. Y esa persona no se parecía a ninguna que había visto antes, ni mucho menos en la que pensaste una vez que te enamoraste. Encontrar el amor es fácil, lo difícil es encontrar a la persona ideal.

Unos ojos que respiran un alma pura. Una sonrisa que te quita los males con solo mostrarse, un pelo que hace de manto en la noche fría. Esa era mi persona ideal. Una persona que no existía aún. A continuación todas las luces se apagaron y un único foco iluminaba a la diosa que me sonreía. Era todo tan perfecto que parecía irreal. Esa misma sonrisa que te puede iluminar la vida se esfuma como una más de las personas de la sala, pues no existe y lo que no está se va.

-No era real… No era ella… ¿Dónde estás?-  Pregunté a la nada cayendo de rodillas al suelo.

¿Todo este viaje de liberación no había servido para nada? Eso no podía ser, todas las decisiones en la vida sirven para algo y tienen consecuencias. La música ya casi ni se escuchaba.Estaba sin fuerzas para continuar

-¡NO TE RINDAS!

Una voz irreconocible, pero poderosa. Algo me alentó a no tirar la toalla cuando ya daba todo por perdido. Esa voz que te anima a continuar cuando das todo por perdido. Esa voz que si no hubieras escuchado y te hubiera animado a levantarte, quizás, solo quizás, en el futuro no estarías con tu persona ideal.

lunes, 7 de marzo de 2016

Un español en EEUU: Comienza el sueño americano

Viajar es una palabra que evoca diferentes sentimientos dependiendo de quien la oiga y muchas veces nos produce miedo por el hecho de salir de la "zona de comfort" pero también nos hace avanzar como persona. En mi caso yo he viajado más de lo que debería nadie de mi edad y como tengo la extraña y curiosa costumbre de hacer fotos a todo podré relatar mi experiencia con las mismas. En mi caso decidí irme a trabajar a EEUU a un parque de atracciones TODO UN VERANO y la locura viene ahora, IBA A SER BASURERO, pero yo feliz ojo. Estas decisiones se toman rápido y sin mirar atrás. Sin arrepentirte de tus decisiones, porque una vez estás durmiendo en un colchon que parece de usar y tirar, no hay otra, tienes que acabar.

Imaginaros una persona que se va todo un verano a EUU y PAM en el areopuerto le hacen un control rutinario de aduanas. Me abrieron todo, hasta me hicieron quitarme los zapatos, sacar el portátil... Si no estaba ya nervioso encima la policía ahora me registraba de arriba a abajo. En la foto se puede ver un reloj que no volvió, es una larga historia, ya os la contaré.

Uno no es consciente de que está haciendo en muchos casos de su vida, en el mío me subí a ese avión sin usar la cabeza, sino el corazón y fue una de las mejores decisiones de mi vida pues conocí personas y experiencias.  ¿Y qué es lo que se ve antes de irte a vivir el sueño americano? Pues algo así:

Para Filadelfia que me iba tú. Y sin dudarlo, 9 horas de viaje por el oceano hacia lo desconocido. No sabéis lo que es no sentirse de ninguna parte, con toda la vida en una maleta divagando por las calles, ¡joder si es que me adelanto! El viaje en avión fue mejor de lo que me esperaba. La comida lejos de ser un mojón me pareció buena y todo:



 Estaba muy buena, aunque yo soy una persona de buen comer, no soy un buen crítico en este sentido. ¿Pero qué puedes hacer casi diéz horas de viaje? Pues delante tuya tienes una pantalla tácticl que es la hostia en vinagre, tenía películas de hace una semana y yo me vi unas cuantas. Cuáles fueron... La de la imagen es Mila Kunis de El Destino de Jupiter que me entretuvo, lejos de que la vi en español latino, aunque me quede dormido, lógico pues son seis horas de diferencia y el cuerpo lo nota, digo yo. Otra que vi fue It Follows de terror-suspense, pero la vi en inglés sin subtítulos (ya iba yo emocionado con mi inglés parece) y no me entere de nada. La familia Belier, que me gustó bastante, con subtítulos en inglés y una más que no me acuerdo, ¡Cómo disfrutaba yo en esa pantalla!



 ¿Mi primera imagen de EEUU? Hice trasbordo Filadelfia-Cleveland y al llegar a este segundo tuve esa sensación de llegar al lugar acertado. Por fin mi destino, solo me faltaba llegar a donde dormiría, un Airbnb que estaba por el centro de la ciudad. Para los que no lo sepáis esto es un portal que la gente oferta habitaciones libres y yo me pille una para una noche. 40 dólares creo que fue o 40 euros, ya que importa...


A la derecha tenéis el Sol que me dió la bienvenida a los Estadios Unidos de América. ¿Imponente verdad? Lo tuve unas semanas de fondo de pantalla en el móvil, así soy yo. Lo siguiente fue ir a por las maletas. Todos tenemos ese miedo infundado de perder nuestras pertenencias y siempre se nos pasa por la cabeza, pero en mi caso no tuve estos problemas, ¡doy gracias!

Lo que viene a continuación es gracioso, bueno para mí no lo fue en el momento. Una vez con mis pertenencias fui corriendo a buscar dónde se pedían los taxis. Allí lo tienen todo muy bien organizado, vas a una ventanilla, dices tu destino, te dan un ticket y ala, fuera a meterte en el taxi. Meto mis maletas que pesaban un huevo en ese coche exótico. Era inmenso. Yo estaba asustado, era un país demasiado grande para mí. Recuerdo que le dije a donde iba, pero mi nivel de inglés dejaba mucho que desear así que le di el ticket y él arrancó. La conversación que tuvimos en el trayecto fue graciosa, yo le comente un poco de donde era que hacía allí, pero él me hablaba Y NO ENTENDÍA  NADA. Mejor carta de presentación imposible. En ese momento piensas de todo, ¿Qué hago aquí, ¿Por qué he venido?, ¿Será siempre así?, ¿Tan mal se me da el inglés?... Con el tiempo corroboré que el acento de los americanos de Cleveland, era incomprensible para el ser humano.


Todo era diferente: las carreteras, las señales de tráfico, los pivotes de seguridad, las calles, las personas... Se hacía de noche y el taxista me dejó justo en mi destino. Yo estaba muy perdido e incluso una vez bajé no tenía claro que era allí, pues era un sitio de oficinas en el centro, no parecía mi apartamente. Así que yo, ser inteligente, empecé a andar por toda la ciudad con mis maletas que pesaban un quintal como una hora. Pero es que era una jodida ciudad fantasma, no había un alma. Apenas coches. Serían como las 19:00 o las 20:00 y toda la gente ya estaba en sus casas, algo que para mí era impensable en España. Por no mencionar LA INMENSIDAD DE ESAS CALLES... Daba miedo, no sabía dónde me había metido. Di tantas vueltas con el móvil con el GPS buscando mi destino. Y dependía de una captura de pantalla, pues no tenía datos. Y me orientaba mirando los nombres de las calles. Me fue imposible, yo daba vueltas como un pasmarote. Se hizo de noche. Miedito en el cuerpo.

Tiene que ser aquí, a no tiene que ser por aquí, espera esto es una Iglesia...Vale esto es un centro comercial, mierda se me va la bateria del móvil... Yo pensaba que cualquiera podía coger y atracarme, pues todos me miraban ( obvio era un inmigrante con dos maletones y cara de que hago aquí) y se hacía de noche y yo seguía en la calle, sin casa, no sabéis lo que es esa sensación de llegar a otro país y sentirte en la calle, sin ayuda. Recuerdo que pasó un coche de la policía y OBVIAMENTE SE ME QUEDO MIRANDO pero yo no quería llamar la atención así que hice como si supiera a donde iba y ni si quiera cruzamos miradas, no me apetecía que pensaran que era estupido (PD: LO ERA). Pues nada, no lo encontraba. Pero el taxista me dijo que me dejó en mi destino, justo la dirección que ponía en AirBnb... ¿Y si era allí? Di otra vuelta a la calle, con los brazos agarrotados de mover 30 kilos de maletas y con la noche sobre Cleveland, llegué a mi destino. El hombre estaba buscándome en la puerta, que estupido me sentí.



No me lo podía creer. Después de posiblemente 15 horas de viaje tiras todo en la habitación, sin fuerzas, rendido. De alguna manera me sentía en casa. Me pegué una ducha inolvidable, me sentí nuevo. Esa casa fue un balsamo para mí. El hombre se llamaba Sendhil y fue un gran anfitrión. Con él si pude poner a prueba mi pobre inglés. Y con su WI-FI pude comunicar que estaba vivo a mi familia y amigos.




 Estaba muerto de hambre, así que antes de que cerraran, porque cerraban muy pronto bajé a un mediterraneo. Pero esto es EEUU amigos, aquí todo es fuerte. Esa comida mediterranea era picante, fuerte y la ensalada me mató y la vez me encantó. Aún puedo recordar ese sabor fuerte de vinagreta, aunque era una ensalada supuestamente del mediterraneo. No tienen ni idea estos americanos, pensé.

¿Las vistas eran increibles a que sí? Estaba flipando. Y ese momento de relax fue único, comiéndome mi comida mediterranea por casi 20 dólares, pero yo era felíz. Y mi coca-cola adventurer, me salió como anillo al dedo. Así fue mi primer día en EEUU. Me sentía pequeño, asustado, perdido, pero poco a poco uno se acostumbra a todo y lo que me esperaba en CEDAR POINT, el parque de atracciones, sería totalmente diferente. Era el momento de disfrutar de esas vistas. Me sentía un privilegiado. Aunque no lo sabía se acercaba una tormenta eléctrica, pero eso es otra historia.


viernes, 12 de febrero de 2016

Conversación desconocida en el tiempo

Dos personas, que la vida quiso que se encontraran en el camino. El chico esperaba al autobús tranquilo. Gracias a Diós no tenía batería en el móvil y sus oidos estaban abiertos esa tarde. A su lado, una mujer no mucho mayor que él, mirando hacia el infinito como si consigo no fuera la cosa. La lluvia era intensa, pero ambas personas estaban protegidas por el techo de la parada, ¿Por qué dos desconocidos no pueden hablar en la calle y si pueden hacerlo en un chat?

-Sabes cuánto le queda al número 26?- preguntó la chica tímidamente

-No lo sé. Igualmente no me importa esperar, aunque no sepa a que hora pasa el autobús. Sé que voy a tener que esperar lo mismo lo sepa o no- respondió el joven volviendo a abstraerse.

-Sé nota que eres joven y puedes perder el tiempo, ya llegarás a mi edad

-¿Qué edad tienes?

-Tengo veinticinco, mañana cumplo veintiséis

-Solo tienes 3 años más que yo, ¿Y el joven soy yo?

-Con tu edad todos queréis lo mismo, pensáis que sabéis todo, pero no sabéis nada. Ya te dará hostias la vida.

-La madurez no la da la edad, la dan las experiencias. ¿Qué pasa que si no tengo cierta edad no puedo ser maduro?- respondió el joven quitándose los cascos, aunque no tenían música.

-El momento crucial de mi vida fue con tu edad. Necesitaba que alguien me hubiese avisado de lo que me venía encima, que el tiempo pasaría tan rápido que no me daría tiempo a tener todo lo que se suponía que ya tenía que haber hecho ya.

-¿Mi edad?- preguntó el joven sorprendido de que una desconocida se pusiera a contarle su vida.

-Si me lo hubieran dicho a mí, quizás no tendría que coger este autobús ahora.

-¿Insinúas que tengo que irme andando a mi casa?- volvió a preguntar el joven extrañado

-La decisión es tuya, pero ten en cuenta que lo que decidas ahora no podrás cambiarlo en el futuro, ni a mi edad.

-Un momento. Si dices que alguien te lo tenía que haber dicho y ahora te vas a subir en ese autobús. ¿Entonces da igual que te lo digan o no?

-Somos dos personas diferentes, en edades diferentes, no nos subimos al mismo autobús. Yo nunca podré subirme en el tuyo ni tú en el mío.

El chaval intentó buscar distracción en las farolas de la calle, pues no entendía nada de lo que le comentaba aquella mujer, aunque solo le diferenciaban unos años. Al fondo vio como llegaba el autobús que estaban esperando.

-Ahí llega. Gracias por la charla, pero no me apetece mojarme esta noche.

-Los 23 años son cruciales. Vives en una nube, eres feliz, lo tienes todo, pero de repente te das cuenta de lo que es la vida. Piénsalo, no pierdas el tiempo, tu puedes hacerlo.

-¡Oye un momento!- exclamó el chico al ver que la mujer renunciaba al bus y seguía a pié.

-Dime

-¿Por qué no lo coges?

-Si no lo cogí hace 3 años, ahora no va a cambiar nada.


Por un momento el chico tuvo un dilema. No sabía si volver a casa andando o coger el autobús. Aunque en ningún momento esa mujer dijo nada coherente para él, apreciaba sus consejos, pues tenía más experiencia. En ese intervalo de tiempo, mientras pensaba, ella desapareció entre la lluvia y la noche.


-¿Subes?- preguntó el conductor, antes de cerrar la puerta.

-¿Qué hago?- pensó el chico mientras el autobús esperaba a ver si subía.

Por un momento el chico, que había sido siempre decidido y no había tenido dudas de ninguna decisión en su vida, no sabía qué hacer. El autobús se cansó de esperar y siguió su ruta.